miércoles, 26 de diciembre de 2012

Crónica de una negligencia anunciada

El día 6 de diciembre del presente año, el diario El Comercio publicó una infografía titulada "Con el caballo, la pólvora y la religión, España conquistó a la cultura Quitu, nuestros ancestros". La misma demostró ser tendenciosa, poco académica en el sentido de contrastar datos y fuentes (no basta con mencionar a dos personas si ambas son de la misma ideología) y muy ligera, diríase que superficial en el mejor de los casos.
Varios estudiosos de la historia, algunos académicos y otros aficionados, pero todos comprometidos con su estudio serio, decidimos poner un escrito de rectificación, educado pero firme, con argumentos, al casi pasquín publicado por dicho diario. Nuestra carta de rectificación fue remitida el 8 de diciembre, y entonces empezó una serie de llamadas telefónicas y correos electrónicos para saber qué fue de su suerte. Lo último que supimos, en virtud de los correos de una señorita llamada Jenny Martínez, fue que cayó en manos de un señor llamado Dimitri Barreto, quien iba a revisarla y consultar con otros historiadores sobre el contenido de nuestro texto. Me pregunto por qué no fueron tan cautos con la infografía, que a todas luces fue objeto de un análisis mucho más simplista y descuidado, si acaso lo hubo. Finalmente, el día 17 de diciembre le escribí por última vez a Jenny Martínez, pidiéndole que me indique si aun había interés en nuestro pedido de rectificación, dado que, cada día que pasa, dicho pedido pierde más y más sentido, porque ya nadie recordará la infografía que nos motivó a redactarlo. Y bueno, seguimos esperando una respuesta, que al parecer jamás llegará.
Dado que no nos han dado un espacio, ni han tenido la voluntad de rectificar su tendenciosa y direccionada infografía, que ahonda de forma desvergonzada en algunos lugares comunes, que por comunes no dejan de ser errados a la luz del estudio histórico, señores de El Comercio, permítanme decirles lo siguiente:
Leo su diario todos los días, de algo sirve. Y aunque rechazo la política gubernamental de acoso a la prensa privada, debo rendirme, al menos en este caso, a lo evidente: cuando no se trata de defender sus intereses corporativos, de gremio, de grupo; cuando sus intereses no están directamente afectados, no tienen NINGÚN empacho en plegar servilmente al discurso oficial, porque eso es lo que han hecho al darle espacio a la misma gente, Juan Paz y Miño y Felipe Ogaz, voceros de la visión oficialista de "descolonización cultural", de rechazo a todo aquello que no sea parte de su "nueva" visión de la historia, manoseada hasta encajar en los cánones de la "revolución" política (léase ideologización). Basta mencionar lo que han hecho con la figura de Eloy Alfaro. Apenas en ese caso, el más obvio, dieron la cara, para defender sus propios editoriales de hace 100 años. ¿Y las demás falsedades emitidas por este gobierno y sus voceros para desdibujar la historia a su antojo? Esas, caballeros, esas han callado o han plegado a ellas, porque simplemente, no se han sentido afectados. Y quienes nos dimos el tiempo para pedirles una rectificación, volvemos a hacerlo, aunque no les interese actuar. Ojalá tengan la decencia de hacerlo en algún momento.

Para quienes interese, este es el enlace a la infografía:
http://www.elcomercio.com/quito/Infografia-religion-Espana-conquisto-Quitu_ECMFIL20121206_0002.pdf

Finalmente, el texto de nuestro pedido:


"Quito, 8 de diciembre de 2012

Señores
Diario El Comercio
Ciudad.-
De nuestras consideraciones:
Por medio de la presente, los abajo firmantes, estudiosos de la Historia tanto desde el campo académico como aficionado, algunos dedicados a la docencia universitaria y autores de publicaciones investigativas, deseamos mostrar, con cortesía pero firmeza, nuestro rechazo a la infografía por ustedes publicada el día 6 del presente mes, en la página 2 de su diario, alusiva a la fundación española de la ciudad de San Francisco de Quito. En la misma, titulada “El legado de la conquista es el mestizaje”, se lee en una segunda línea, a modo de subtítulo: “Con el caballo, la pólvora y la religión, España conquistó a la cultura Quitu, nuestros ancestros”.
Dicho encabezado, hay que decirlo, es inexacto:
1)      Las fuerzas españolas doblegaron a la oposición inca y sus aliados, de ningún modo al general de la población de estas tierras. Como señalan  Galo Ramón Valarezo y Tamara Estupiñán Viteri, entre otros, gran parte de la población indígena comarcana de Quito apoyó a Belalcázar en contra de la presencia inca, representada en Rumiñahui. La población quitu, en todo caso, fue sometida décadas atrás por los conquistadores incas.
2)      No solo los quitus son los antepasados de los quiteños.  De acuerdo a la información presentada por Cristóbal Landázuri, Pablo Núñez, Juan Fernando Regalado y Luis Alberto Revelo en su obra “Sociedad y política en Quito” (Quito: FONSAL, 2010), para el año 1779 el 67.71% de la población de las parroquias urbanas de la ciudad de Quito era blanca, ya sea peninsular o en su mayoría criolla. La población indígena para ese mismo año era del 26.56%, y la población negra del 5.73%. Descartar este tipo de información incide en un aumento del desconocimiento de nuestras raíces, del hecho de que en esta ciudad la conquista no significó únicamente la violencia que, al parecer y de acuerdo a la infografía, sería lo más representativo de la huella española. Los vecinos españoles, numerosísimos como se acaba de señalar, son también parte de la herencia quiteña que compartimos todos.
3)      El uso de la religión en el encabezado se encuentra injustificado, ya que en el texto que sigue jamás vuelve a ser mencionada, lo que representa un uso inadecuado de un término a fin de captar la atención del lector, al cual de ninguna manera se le explica qué papel jugó la religión (la evangelización) en el proceso de conquista.
Dicho lo anterior, los abajo firmantes mucho les agradeceremos la publicación de esta y la rectificación pertinente. Es menester recordar la importancia e impacto de textos como el indicado y publicado por ustedes, ya que los mismos pueden incidir, como en este lamentable caso, negativamente en el reconocimiento de nuestro pasado y nuestras raíces. Si como señala la infografía, “el legado de la conquista es el mestizaje”, el Quito pluricultural e inclusivo tantas veces evocado en estos tiempos, merece un estudio más serio, profundo y desapasionado de nuestras herencias diversas.
Atentamente,
Eduardo Daniel Crespo Cuesta, MA
Eduardo Enrique Crespo Guarderas, Arquitecto
David Francisco Egas Yerovi
Alvaro R. Mejía Salazar, Mg
Francisco Núñez Proaño, Historiador"

sábado, 8 de diciembre de 2012

¡Qué viva Quito!

 6 de diciembre de 1534: se instala el primer Cabildo de la villa de San Francisco de Quito, por orden del Capitán Sebastián de Belalcázar. Fue fundada mediante acta meses atrás por el Adelantado Diego de Almagro, el 28 de agosto (Santiago de Quito fue fundada el 15 del mismo mes, por lo que no se deben confundir).

 
Instalado el cabildo, nace la ciudad: 204 españoles fueron sus primeros vecinos. Y c
on el cabildo se instaura la primera institución de origen occidental hispano en estas tierras, vigente hasta el día de hoy, cargada de mucha más historia que la que podrían representar esa caterba de infames que hoy han hecho del municipio su guarida.

¡Oh ciudad española en el Ande! Cuánto simbolismo en este escudo, Castilla en los Andes, los cerros de La Marca en la línea ecuatorial, el Águila Imperial, separada, protegiendo la Cruz... bellos recordatorios de lo que esta ciudad fue y puede ser, para el que quiera ver en ella ese anhelo simbólico por ser lo mejor de ambos mundos, el Occidente que llegó y la América que lo recibió. Unión difícil, bella y violenta; sangre, muerte y nacimiento, porque la historia es así.
¡Feliz cumpleaños a la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de San Francisco de Quito!



sábado, 3 de noviembre de 2012

Quiteños al servicio del Imperio Español: políticos y militares

Amigos, comparto con ustedes esta estupenda entrada, procedente del blog Coterraneus, de mi amigo Francisco Núñez del Arco. La dirección original es:

 http://coterraneus.wordpress.com/2011/09/19/quitenos-al-servicio-del-imperio-espanol-politicos-historia-secreta-de-america-16/#comment-538

Vale mucho la pena.

Quiteños al servicio del Imperio Español: Políticos y militares.[1]

Lope Dí­ez de Armendáriz, quiteño (1575), Marqués de Cadreita o Cadereyta. Primer Virrey criollo de Nueva España. Fundador de la Armada de Barlovento que fue la primera institución naval creada en América, para proteger sus territorios ultramarinos americanos de los ataques de sus enemigos europeos, asimismo como de piratas y corsarios.
“Los criollos, los descendientes directos de españoles, de sangre pura, pero modificados por el medio y por sus enlaces con los mestizos que se asimilaban, eran los verdaderos hijos de la tierra colonizada y constituían el nervio social… La raza criolla en la América del Sur, elástica, asimilable y asimiladora, era un vástago robusto del tronco de la raza civilizadora índico-europea a que está reservado el gobierno del mundo. Nuevo eslabón agregado a la cadena etnológica con su originalidad, sus tendencias nativas y su resorte moral propio, es una raza superior y progresiva a la que ha tocado desempeñar una misión en el gobierno humano…”
Bartolomé Mitre
Mito usual y extendido en la ideas y en la historiografía americana oficial y oficiosa es aquel que dice que los criollos durante la  mal llamada colonia, el Imperio, fueron excluidos de toda forma de poder político y de mando, especialmente de los cargos más altos como Virreyes, Presidentes de Audiencia, Capitanes Generales y Gobernadores. Cuando en realidad se cuenta literalmente por miles a criollos que participaron como parte de los gobiernos locales (Oidores, corregidores, regidores etc.) y muchos que desempeñaron las funciones de gobierno de mayor graduación y prestigio. También los criollos conservaban el poder económico del continente. Al respecto el historiador quiteño Carlos Espinosa Fernández de Córdoba nos dice:
“Entre los mitos más difundidos en torno a la colonia, está el que establece que la clase pudiente era exclusivamente española, es decir “gachupín”. Si así fuera, los únicos culpables de los abusos de la sociedad colonial habrían sido los funcionarios reales de paso por América. En realidad los criollos (blancos nacidos en América) constituían el verdadero grupo dominante de la sociedad colonial porque poseían los medios de producción. Eran dueños de las haciendas y los obrajes, también eran los principales beneficiarios de los mecanismos de pillaje como la mita, las mercedes de tierras y la encomienda. Si bien los funcionarios reales españoles ocupaban las posiciones de autoridad formal, el poder efectivo estaba en manos de los criollos. Después de la independencia, los criollos continuaron dominando los recursos económicos y asumieron el poder político, manteniendo un implacable colonialismo interno caracterizado por la subordinación y explotación de los indios y negros.”[2]
Además del poder político y económico, una variedad de criollos se destacaron en ámbitos religiosos (que implicaba poder de facto en una sociedad estructurada religiosamente como la hispana), culturales y científicos, en América y Europa. A continuación a manera de mini biografías expondré tan solo algunos casos representativos, demostrativos y contrastables de quiteños que ejercieron altos cargos de gobierno y poder político en época del Imperio Español.

Virreyes:

Fray Luis Díez de Aux de Armendáriz y Saavedra (de la Orden de San Bernardo), noble quiteño que desempeñó destacadas posiciones en la España del siglo XVII. Nacido en Quito a fines del siglo XVI, fue el primer Virrey criollo de Cataluña, primer criollo Obispo de Jaca –Huesca en España- (1617-1622), primer criollo Obispo de Urgel (1626-1627), primer y único criollo y único sudamericano en ser  Copríncipe de Andorra (29°) del 9 de Agosto de 1622 – al 3 de Enero de1627, fecha de su muerte en Barcelona. Su padre fue Lope Díez de Aux de Armendáriz, 2° Presidente de la Real Audiencia de Quito, y su hermano mayor Lope, fue el I Marqués de Cadreita o Cadereyta y el primer Virrey criollo de Nueva España y fundador de la primera fuerza naval de América: La Armada de Barlovento, de quien trato a continuación.[3]
Lope Díez de Aux de Armendáriz y Saavedra[4], I Marqués de Cadreita (o Cadereyta), VI Señor de Cadreita, Caballero de Santiago, Gentilhombre de boca de Su Majestad, nació en la ciudad de Quito, actual Ecuador en 1575. Fue un noble y el primer criollo que llegó a ser Virrey de la Nueva España, cuyo cargo ejerció de desde el 16 de septiembre de 1635 hasta el 27 de agosto de 1640. Nacido en la Real Audiencia de Quito, Lope Díez de Aux de Armendáriz y Saavedra provenía de una familia noble radicada en la ciudad de Quito actual capital de la República del Ecuador, donde su padre ejerció el cargo de Presidente de la Real Audiencia. Realizó sus estudios en carrera naval. Ocupó cargos significativos y obtuvo también grados importantes como el de Comandante de las Escoltas que acompañaron a las flotas mercantes de España que llevaban las mercancías y riquezas de las colonias a la metrópoli, “General en propiedad de la Armada de la Guardia de Indias y de los galeones de la plata de Indias (alcanzando en 1633 la famosa victoria sobre los holandeses, echándoles del puerto y fortaleza de San Martín), y al fin Consejero de Guerra”[5]. Casado con Antonia de Sandoval y Rojas, III condesa de la Torre y VI Condesa de Puebla (consorte y viuda sin sucesión de este enlace) y pariente del poderoso Duque de Lerma, era gentilhombre y mayordomo del rey Felipe IV de Habsburgo. Primer Marqués de Cadreita o Cadereyta, desde 1617, llegó a ser miembro del Consejo de Guerra, como ya se señaló, y embajador ante el Sacro Imperio Romano Germánico y Roma.
Virrey de la Nueva España: El 19 de abril de 1635 el Rey Felipe IV le asignó el cargo de Virrey de la Nueva España (16°). La entrada formal a la Ciudad de México fue el 16 de septiembre de 1635 tomando cargo ese mismo día.
Defensor de la Hispanidad: Para proteger a los habitantes y colonos del Nuevo Reino de León (el actual territorio del estado mexicano de Nuevo León) de los ataques y saqueos provocados por las tribus indígenas de Apaches y Comanches, Lope Díez de Aux edificó un presidio y una fortificación en Cadereyta. También ordenó una expedición a las Californias.
Armada de Barlovento: Se destacó de manera especial este noble quiteño, por haber sido el fundador de la Armada de Barlovento, que fuera una institución militar creada por el Imperio Español para proteger sus territorios ultramarinos americanos de los ataques de sus enemigos europeos, asimismo como de piratas y corsarios. Esta Armada fue la primera institución naval creada en América, por tanto Lope Díez Aux de Armendáriz y Saavedra es el precursor de todas las Fuerzas Navales del continente americano. De esta forma, este quiteño se erigió como el símbolo de la hispanidad tradicional en lucha y ataque contra el naciente capitalismo filibustero, de la “Pérfida Albión” o Inglaterra. Finalmente por extraños sucesos e influencias fue acusado de muchas irregularidades y defectos por sus enemigos, entre ellos el Obispo de Puebla, Juan de Palafox y Mendoza. Murió el 28 de agosto de 1640.
De los hermanos Díez de Aux de Armendáriz escribió Jorge Luna Yepes refiriéndose a los quiteños en época hispana: “También fueron políticos, intelectuales o eclesiásticos ilustres Lope Díez de Armendáriz, marqués de Cadereita, hombre de ciencia política y militar, que llega a ser embajador y consejero del rey y virrey de Nueva España; al par que su hermano, Fr. Luis López de Armendáriz, ocupa cargo semejante en Cataluña y el de arzobispo de Tarragona.”[6]

Presidentes, Gobernadores y Capitanes Generales de Reales Audiencias:

Doctor José Antonio de la Rocha y Carranza[7], I Marqués de Villa Rocha[8], Vizconde de Villa Carranza y Caballero de la Orden de Calatrava; nació en Quito el 20 de junio de 1661. El Marqués de Villa Rocha estudió en la Universidad Santo Tomás de Aquino de Quito (la actual Universidad Central del Ecuador), recibiéndose de Doctor en Jurisprudencia en el año de 1678, Capitán y Alcalde de las Mestas por el Estado Noble de Madrid.  En 1699, siendo General de Artillería, fue nombrado Presidente, Gobernador y Capitán General de la Real Audiencia y Cancillería Real de Tierrafirme o Panamá, cargo que desempeñó en dos ocasiones. “Cuando pasaba de los sesenta años, esto es, en 1726, decide hacer un viaje por el mundo; arma una expedición con sus recursos y realiza la atrevida hazaña, recorriendo Oceanía, Asia (Filipinas), África y Europa”.[9] El afamado padre Benito Feijoo[10] en su obra Teatro crítico lo calificó de “insigne matemático e instruido en toda la buena literatura”. Fue quien organizó la defensa de las Costas Orientales de América contra la invasión de los piratas holandeses.     
Doctor Fernando Félix Sánchez de Orellana y Rada[11], III Marqués de Solanda, Caballero de la Orden de Calatrava, nació en Latacunga (en la actual provincia de Cotopaxi en Ecuador) en 1723 mientras su padre desempeñaba el cargo de Corregidor de los asientos de Latacunga y Ambato. Fue hijo de Pedro Javier Sánchez de Orellana y Góngora II Marqués de Solanda, natural de Loja del Ecuador, y doña Francisca Rada. Realizó sus estudios de Humanidades, en el Seminario de San Luis; y los de Filosofía y Jurisprudencia Civil y Canónica, en el Convictorio de San Fernando; recibiéndose de Doctor en Jurisprudencia Civil y Canónica. Fue Deán de la Catedral, Teniente de Corregidor y Justicia Mayor de Quito. Presidente, Gobernador y Capitán General de la Real Audiencia de Quito entre 1745 y 1753, uno de los más jóvenes en desempeñar dicho cargo al haberse posesionado del mismo con 22 años de edad.  “El primer quiteño que en tiempo de la colonia llegó a ocupar tan elevado cargo”[12] dentro del territorio de la Real Audiencia de Quito.[13]
Ignacio Flores de Vergara y Jiménez de Cárdenas[14]. Caballero supernumerario de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, “Una de las figuras más notables del Alto Perú”[15]. “Latacungueño, se gradúa en Filosofía en Quito; es profesor de lenguas y de Matemáticas en el Colegio de Nobles de Madrid; en el Ejército llega a coronel; es gobernador de Moxos y de Charcas, domina una sublevación indígena en Bolivia con gran valor y muere en Buenos Aires, en 1786, cuando se defendía de lamentables acusaciones”[16]. Nació en Latacunga (Provincia del Cotopaxi) el 30 de julio de 1733. Hijo segundogénito del Coronel de las Milicias urbanas de Quito, Antonio Flores de Vergara, natural de Ambato (Provincia del Tungurahua), creado Marqués de Miraflores en 1746, confirmado en 1751, y de María Jiménez de Cárdenas, latacungueña. Hermano de Mariano Flores de Vergara y Jiménez de Cárdenas[17], II Marqués de Miraflores y Caballero de la Orden de Carlos III con quien erróneamente suele confundírselo. Huérfano de madre de corta edad. Transcurrieron sus primeros años plácidamente en las haciendas de su padre donde aprendió el quichua; a los diez años viajó a Quito, fue matriculado en el Colegio Seminario de San Luis y se graduó de Maestro en Artes y Bachiller en Filosofía en 1748 en la Universidad de San Gregorio. Posteriormente emprendió viaje a España y estudió en el Colegio de Nobles de Madrid con singular aprovechamiento especializándose en matemáticas, materia que luego enseñó en dicho colegio. En 1755 recorrió las principales cortes de Europa y aprendió latín, inglés, francés e italiano. De regreso a España ingresó de Cadete al Regimiento de Caballería de Brabante; en 1772 fue Capitán de Voluntarios a Caballo bajo las órdenes del General Alejandro O’ Reilly y luchó contra los ingleses en el asalto a Gibraltar y en la invasión a la isla Menorca. Firmado el Tratado de paz en 1777 fue designado por sus conocimientos científicos y matemáticos, Gobernador de las Armas de la recién creada Provincia de Moxos, en los antiguos territorios de las Misiones Jesuitas del Paraguay, que estaban en abandono desde su expulsión. Entonces recibió instrucciones detalladas de cuidar dichas regiones para que no continuara la penetración portuguesa.
Pacificador: El 5 de junio del año siguiente prestó juramento ante la Audiencia de la Plata e inició su gobierno. En 1779 fue promovido al grado de Teniente Coronel de caballería y al estallar ese año la insurrección de Túpac Amaru, Cacique de Tungasuca, recibió desde Buenos Aires el título de “Pacificador militar” a tiempo que Túpac Amaru era ejecutado por orden del visitador Areche; en tales circunstancias, algunos de sus parientes indígenas se hicieron cargo de las fuerzas rebeldes y reiniciaron la lucha. Flores movilizó sus fuerzas en auxilio de las autoridades de La Plata, asediadas por miles de indios en son de guerra. El combate se dio en “La Punilla” donde se produjo una contundente victoria de los realistas que recuperaron la ciudad. Reiniciadas las operaciones Flores avanzó a La Paz con solo 600 hombres y consiguió derrotar a las fuerzas del Cacique Julián Apasa, Túpac Catari, que se retiraron a los montes. Flores ocupó el cerro denominado “El Alto” único acceso por donde se abastecía esa urbe y dejando una guarnición al mando del Comandante José de Reseguín, se dirigió a pacificar las otras provincias levantadas y recobró la villa de Oruro, también cercada. Entonces le llegó el ascenso a Coronel.
Presidente: En 1782 fue elevado a la dignidad de Presidente, Gobernador y Capitán General de la Real Audiencia de Charcas, con capital en La Plata o Chuquisaca, siendo homenajeado en la Universidad de San Francisco Xavier con una “Oración Panegírica” pronunciada por el Catedrático de Vísperas, Dr. Juan José de Segovia. Flores inició su gobierno restituyendo a los últimos sublevados a la obediencia, pues “en su arte de hacer la guerra entraba más la reflexión que el atrevimiento y el deseo de pacificar más que el de destruir.” A los indios hablaba en quechua y sin maltratarlos, respetando a los rebeldes que se acogían a su generoso indulto. En 1785 terminó su periodo, y fue llamado a Buenos Aires, donde falleció en agosto de 1786. Como administrador no descuidó los ramos administrativos y hacendario, así como el desarrollo del comercio y la agricultura. Quiso dotar a su Audiencia de caminos al mar para terminar con su aislamiento. [18]
Julio Tobar Donoso pudo decir de él en su obra Las Instituciones del Período Hispánico, especialmente en la Presidencia de Quito: “El Marquesado de Miraflores, en su época inicial o sea cuando el titular llevó el apellido Flores, tuvo el orgullo de contar entre sus miembros a don Ignacio Flores, Presidente de Charcas. Prestó este quiteño relevantes servicios a la Causa de España, en época difícil de levantamientos y borrascas; servicios que no fueron debidamente recompensados. A la par de su civismo brilló por la ciencia.”

Gobernadores:

Nicolás Felipe Guillermo de Ontañón y Lastra, Romo de Córdova-Pérez Castellanos[19], I Conde de las Lagunas, Caballero de Santiago, nació en Quito el 10 de febrero de 1690, fue General de Caballería del Batallón de la ciudad de San Francisco de Quito, y Gobernador de Popayán (actual Colombia).
Ramón Joaquín Maldonado[20] (hermano del sabio riobambeño Pedro Vicente Maldonado), I Marqués de Lises y Vizconde de Tilipulo, con Grandeza Honoraria por  Felipe V, nació en la villa de Riobamba, en la actual provincia ecuatoriana del Chimborazo, el 20 de febrero de 1700. Entre los cargos y posiciones militares menores que desempeñó constan: Capitán de Caballos de Corazas de sus ciudad natal, Guardia de Honor del Virrey del Perú Conde de la Cueva, Teniente General y Justicia Mayor de Latacunga, Corregidor de Latacunga, Regidor perpetuo y Corregidor de la ciudad de Quito, etc. Fue Gobernador de Esmeraldas (actual provincia de Esmeraldas en Ecuador), como su hermano Pedro Vicente y por poder de este siendo su titular; cooperando con sus hermanos en la catequización y construcción de iglesias en esa provincia, así como en la terminación del camino a Esmeraldas. También se desempeñó como industrial, siendo propietario del Molino de Pólvora de Latacunga, conocido mundialmente en aquel entonces y cuya calidad de pólvora tanto admiró a Humboldt.
Antonio de Alcedo y Bejarano[21] [22],  nació en Quito  el 14 de marzo de 1736. Cuarto hijo de Dionisio de Alcedo y Herrera, natural de Madrid, Caballero de Santiago, Presidente, Gobernador y Capitán General de la Real Audiencia de Quito y de Maria Lucía de Bejarano y Saavedra, natural de Sevilla. Se destacó como militar y escritor; su obra fundamental es el Diccionario geográfico-histórico de las Indias Occidentales o América, en cinco volúmenes que fue de inmediato traducido al inglés (London, James Carpenter, 1812-1815). Sin duda, la base del Diccionario, fuera de sus cuarenta años de viajes y observaciones por gran parte de América, fueron las noticias y papeles que le facilitó su padre; “conjunto formidable de Historia y Geografía, seguido de otro biográfico y bibliográfico, y finalmente de una complemento práctico con el Diccionario del Comercio, industria y agricultura.” Esta obra le llevó 20 años, lo que no le impidió cultivar las matemáticas, intervenir en el segundo sitio de Gibraltar y ocupar cargos políticos y militares. Estos méritos le valieron ser elegido miembro de la Real Academia de la Historia en 1787.  Éste estuvo sus 17 primeros años en las Indias Occidentales y sólo en 1752 viajó a España para ingresar en la Guardia Real con el grado de Alférez. Desde entonces siguió la carrera militar. En 1779 se halló siendo primer Teniente de Granaderos en el bloqueo y sitio de la plaza de Gibraltar, desde el principio hasta el fin, cuatro años después, que se firmó la paz, fue ascendido a Capitán y luego a Coronel. Alcanzó los grados de Brigadier en 1792,  Gobernador Militar de Alcira y luego en 1800 fue promovido a Mariscal de Campo y en 1802 a Gobernador de la Coruña en el Reino de Galicia (España), donde se encontraba al producirse la invasión napoleónica, resistiendo con valor el asedio y el sitio de las tropas francesas, es considerado héroe de la guerra de la Independencia española. “El 24 de Junio de 1812 presentó y leyó en la Academia su Memoria para la continuación de las ‘Décadas de Herrera’ conteniendo varios capítulos: 1) ‘Estudio preliminar’ en el que se trata del Intento de Muñoz , los trabajos de Alcedo: el Diccionario Geográfico y la Biblioteca Americana, 2) ‘Las Memorias’ que contiene Colecciones de Historia y Relaciones de Indias, Colección de Viajes, Autores que han escrito Historias Generales de Indias, autores del Virreinato de Nueva España, autores del Virreinato del Nuevo Reino de Granada, autores del Virreinato de Buenos Aires y del reino de Chile, Historia del Brasil, y autores que han escrito de la historia natural de las Américas.” Murió ese mismo año de 1812.
Dos Virreyes; tres Presidentes, Gobernadores y Capitanes Generales de Reales Audiencias y tres Gobernadores de Provincia quiteños del vasto y multisecular Imperio Español, solo a manera de muestra.
Por Francisco Núñez Proaño.

[1] Entiéndase que al referirme a “quiteños” abarco a todos los habitantes del actual territorio de la República del Ecuador, de la entonces Real Audiencia de Quito y del conocido Reino de Quito-del denominado Departamento del Sur de la Gran Colombia-. Si bien la Audiencia y finalmente Capitanía General de Quito –Sede virreinal de facto con Mourgeon- abarcaba regiones del actual norte del Perú y el actual sur de Colombia, he preferido en este artículo solo tratar de lo referente al actual territorio del Ecuador.
[2] Espinosa Fernández de Córdoba, Carlos,  Historia del Ecuador en contexto regional y global, Ed. Lexus, Barcelona – España, 2010, pp. 300 y 301.
[3] Guzmán, José Alejandro, Títulos nobiliarios en el Ecuador, Madrid – España, 1957, pp. 27 y 28.
[4] Ibídem
[5] Ibídem.
[6] Luna Yepes, Jorge, Síntesis histórica y geográfica del Ecuador, 2da edición, Madrid – España,  Ed. De Cultura Hispánica, 1951.
[7] Guzmán, José Alejandro, Ob. Cit., pp. 69 y sigs.
[8] El título de Marqués de Villa Rocha había sido concedido por Felipe II, según Real Cédula del año 1564, a su tercer abuelo paterno don Antonio Andrés Girandia de la Rocha, Caballero de Santiago, Alférez, Capitán, Maestre de Campo en los Ejércitos de Flandes e Italia, y en la Real Armada (más de cuarenta años), quien había combatido en la batalla de Lepanto; que no lo ostentó por no poder hacer constar tuviera cierta renta, precisa condición en el título.
[9] Luna Yepes, Jorge, Ob. Cit.
[10] Benito Jerónimo Feijoo, OSB, 1676-1764. Feijoo es quizá el más grande filósofo de lengua española del siglo XVIII. El Teatro crítico universal y las Cartas eruditas y curiosas lograron una difusión insospechada, en España y en América, y fue ya traducido entonces parcialmente al francés, italiano, inglés y alemán.
[11] Guzmán, Ob. Cit.
[12] Avilés Pino, Efrén, Enciclopedia del Ecuador,  Academia Nacional de Historia, Quito, Ecuador.
[13] Suele criticarse que este haya sido el único quiteño Presidente de Quito durante la colonia, desconociendo (o no) que era política y costumbre de la Monarquía que los funcionarios reales nunca debían ser naturales de los sitios que gobernaban, a fin de evitar el nepotismo y la corrupción relacionada a este hecho de filiación y relación con la tierra propia o la patria chica.
[14] Pérez Pimentel, Rodolfo, Diccionario Biográfico del Ecuador.
[15] Efrén Reyes, Óscar, Historia del Ecuador.
[16] Luna Yepes, Ob. Cit.
[17] Coronel de Caballería del regimiento de Dragones de la ciudad de Quito desde 1785.
[18] Cuando Rafael Correa, actual Presidente de la República del Ecuador, visitó Bolivia, se le entregó como regalo por parte del alcalde de Sucre, si mal no recuerdo, un retrato de IGNACIO FLORES DE VERGARA Y JIMENEZ,  quien fuera Presidente de la Real Audiencia de Charcas (Bolivia) desde 1782, como símbolo de amistad entre las dos naciones. Lo que no se, es que si el alcalde y el presidente conocían que este distinguido e ilustre quiteño (del Reino de Quito) al servicio del Imperio Español fue quien reprimió a sangre y fuego el levantamiento de Túpac Catari a quien finalmente derrotó y fue posteriormente ejecutado. Catari junto a Túpac Amaru son actualmente reivindicados por el socialismo del siglo XXI y los movimientos indigenistas como los mayores símbolos de resistencia indígena antihispana. ¿Ironía?
[19] Guzmán, pp. 78.
[20] Ibídem, pp. 34 y sigs.
[21] Luna Yepes, Ob. Cit.
[22] Pérez Pimentel, Ob. Cit.

jueves, 11 de octubre de 2012

12 de octubre, Día de la Hispanidad



Nuevamente llega el 12 de Octubre, día que en las últimas décadas ha dejado de ser un motivo de orgullo, de real integración y conciencia de nuestra cultura común entre los pueblos hispanos. En Hispanoamérica, la ideologización, la reinterpretación interesada de la historia con fines políticos y una reafirmación identitaria las más de las veces pobremente argumentada, han separado aun más a los pueblos que conformamos este particular espacio civilizatorio dentro del marco de la civilización occidental. Somos quizá el área geográfica más rica, diversa y tristemente dividida de Occidente.
No deja de ser paradójico que quienes más llenan su discurso de palabras como “la Patria Grande”, sean quienes menos aprecien una realidad indiscutible: la identidad común que nace de 300 años de historia compartida, y 500 desde que empezó la andadura de nuestro Nuevo Mundo, nuevo porque sobre la base de las diversas civilizaciones indoamericanas se prodigó el fundente civilizatorio occidental, mediterráneo y español, sin el cual jamás habríamos llegado a ser lo que hoy somos: hispanoamericanos, más allá de que a algunos guste o disguste, que unos lancen loas y otros lo aborrezcan.
La historia nos enseña que un proceso así, donde dos civilizaciones se encuentran, jamás ha sido equitativo ni simétrico: hubo mucho que lamentar, sí; pero poco reparamos en aquello que nos debería enorgullecer: una lengua común; una cultura común con preciosas variantes regionales y de país a país; una historia con hitos gloriosos poco conocidos (la derrota de la mayor armada jamás reunida hasta ese momento, británica, durante el asedio de Cartagena de Indias, en 1741); y un largo etcétera. La verdadera integración no empieza por acuerdos comerciales, cumbres presidenciales o rechazo consensuado a las políticas de uno u otro país: empieza cuando se desechan los chauvinismos parroquianos, los nacionalismos armados desde el Estado y la urgencia política de justificar la codicia de las élites de nuestros países en el siglo XIX a través de la historia oficial. Empieza cuando dejamos de ver cada uno un árbol y vemos el bosque en el cual Hispanoamérica cobra sentido.
Leamos un fragmento de las palabras de quien por muchos es considerado el ecuatoriano más ilustre, el General Eloy Alfaro, pronunciadas durante su breve pero iluminado discurso del 10 de agosto de 1906, día de la inauguración del monumento a la independencia, que hoy adorna el centro de la Playa Mayor de Quito, la Plaza Grande:

[…] La festividad que aquí nos ha reunido, es, no solo un testimonio de gratitud y admiración a los Mártires del 10 de agosto, sino una verdadera renovación del día más glorioso de nuestra historia; de ese día en que, proclamada la libertad de un mundo se complemento [sic] la obra gigantesca de Colón abriéndole nuevos y vastísimos horizontes a la humanidad.
Terminada la magna lucha prevalecieron los sentimientos de fraternidad entre peninsulares y latinoamericanos: y el Ecuador fue la primera de las naciones emancipadas que, movida de filial afecto busco [sic] la reconciliación con la madre patria. Ni de esta, ni de nuestros padres la culpa del formidable duelo que dio por resultado la independencia: España siguió la senda del extraño derecho de gentes de aquella época; y la América, sin tiempo, llegado el momento de su emancipación, resolvió conquistarla con la espada. Cada cual luchó por sus ideales; y el triunfo y la gloria de los americanos, probaron al mundo que eran también dignos hijos de la heroica madre de los Cides y de los Velardes. España nos dio cuanto podía darnos, su civilización; y, apagada ya la tea de la discordia, hoy día, sus glorias son nuestras glorias, y las más brillantes páginas de nuestra historia, pertenecen a la historia española.

Años después, el ilustre quiteño Don Luciano Andrade Marín, en su obra La lagartija que abrió la calle Mejía, escribiría estas palabras acerca del antedicho discurso pronunciado por Alfaro:

El general Eloy Alfaro, empero que casi nunca pronunciaba discursos, en esta vez, de su corto discurso dijo estas preciosas palabras que nunca antes habían oído nuestros chauvinistas del patrioterismo.

Como parte del acto de inauguración del monumento a la independencia, del cual se ha rescatado el discurso de Alfaro, otro quiteño de cepa, Don Manuel María Sánchez, leyó su poema Ofrenda a España, en el cual dice:

La América, tu América sentía,
de tu arrojo heredera,
Aquellas rebeldías singulares
que hicieron inmortal
la audacia ibera.
Y ya núbil y fuerte
Y libre ya.
Podía en su suelo formar nuevos hogares,
Disponer; a capricho,
De su suerte.

Algo esencial hemos perdido en el camino, del pensamiento de estos ecuatorianos que nos precedieron, que más allá de la separación política, tenían claro el ideal de la identidad común. Lástima que su potencial siga siendo eso, el potencial de una región que aun no despierta del separatismo.
Espero que esto llame a la reflexión y a la memoria.
¡Feliz día de la Hispanidad!

Notas:
Las palabras de D. Eloy Alfaro, D. Luciano Andrade Marín y D. Manuel María Sánchez, las he tomado de:
-          Ortiz Crespo, Alfonso y otros (2006), Nuestro día Sol: una mirada al Monumento de la Independencia en sus cien años, Quito, FONSAL / Alcaldía Metropolitana de Quito.
Este texto y en particular, las palabras de Alfaro, me fueron revelados años atrás por mi esposa, María Gabriela Arteaga Vizcarra, durante la redacción de su tesis de Maestría. Mi gratitud a ella por este venturoso hallazgo.

Eduardo Daniel Crespo Cuesta
Quito, 11 de octubre de 2012

viernes, 7 de septiembre de 2012

Análisis del escenario político internacional

Si bien esta entrevista escapa a los objetivos generales del blog, pongo a su consideración mi primera entrevista radial, realizada el día de hoy en el programa "Buenos días", con Diego Oquendo. El tema: "Análisis del escenario político internacional". Cualquier comentario será bienvenido.
http://www.ivoox.com/magister-daniel-crespo-eco-fausto-maldonado_md_1414352_1.mp3

viernes, 27 de julio de 2012

Raíces de las danzas hispanoamericanas

Si bien se trata de una noticia de la sección Cultura de diario El Comercio, es muy valiosa para lo que este blog pretende demostrar: que más allá de las ideologías, prejuicios culturales e históricos, cuando de buena fe se ahonda un poco más en las tradiciones y prácticas comunes a todos o a la mayoría de hispanoamericanos, se ve que más allá de los discursos identitarios basados en nuestros jóvenes Estados, hay algo común, e innegable: la herencia hispana.
Y como menciona en el artículo el director del grupo de danza peruano Yawari, Amílcar Hijar Hidalgo, ante la constatación de los miembros de distintas escuelas de danza de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Chile, de que, más allá de las variantes locales, la mayoría de sus bailes tradicionales comparten el mismo origen y son, por ende, parte de nuestro acervo común: "Las fronteras son imaginarias. Todos fuimos colonias de España". Yo aclararía: "Todos fuimos la América española. Todos somos Hispanoamérica".
Vale la pena que revisen esta noticia:

“Las fronteras son imaginarias. Todos fuimos colonias de España”, recuerda Amílcar Hijar Hidalgo, director de Yawari (P

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/cultura/baile-folclorico-region-muchas-caras_0_743925694.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
“Las fronteras son imaginarias. Todos fuimos colonias de España”, recuerda Amílcar Hijar Hidalgo, director de Yawari (P

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/cultura/baile-folclorico-region-muchas-caras_0_743925694.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tom
http://www.elcomercio.com/cultura/baile-folclorico-region-muchas-caras_0_743925694.html

martes, 14 de febrero de 2012

14 de febrero: día para recordar la nobleza de Quito


En un día como hoy, del año 1556, en uno de sus últimos actos como gobernante, el rey de España Carlos I (y Emperador Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico), el monarca más poderoso del siglo XVI, le concedió a la ciudad de San Francisco de Quito, mediante Real Cédula, el título de “Muy Noble y Muy Leal”, dándole así realce a una aun pequeña ciudad que se contaría con el paso de los años como una de las más importantes dentro del Imperio español en América.
La ciudad, de esta manera, sumó a su escudo de armas un digno título, y así desde sus inicios se fue configurando la identidad y sentir de los quiteños.
En fecha tan simbólica como memorable, ha empezado a funcionar Ecuador Hispano. Para que recordemos de dónde venimos, valoremos quiénes somos y busquemos el desarrollo y la integración con fuertes bases históricas y culturales: con identidad.

¿Qué es Ecuador Hispano?

Ecuador Hispano nace de la necesidad de combatir la visión maniquea de la historia ecuatoriana que, bajo la influencia del indigenismo y de un socialismo mesiánico (que ha perpetuado los mismos patrones de negación del otro que han caracterizado a la construcción del Estado nacional desde inicios mismos de la república) ha pretendido eliminar todo rastro de la identidad hispana del Ecuador.
Contradictorio intento, que demuestra que el reconocimiento del Ecuador como un Estado plurinacional y multiétnico no pretende expresar la real diversidad e historia del país. Antes bien, a través de la distorsión de estas expresiones, y bajo un discurso presuntamente anticolonialista, se ha manifestado un nuevo tipo de racismo y se busca descolonizar (léase “desoccidentalizar” y “deshispanizar”) al Ecuador, negando así 500 años de historia y parte esencial de nuestra riqueza e identidad cultural.
Ante el panorama actual, Ecuador Hispano pretende demostrar el innegable y decisivo aporte hispano y occidental a la formación e identidad del Ecuador actual, un crisol cultural que enriquece a la civilización occidental de la cual formamos parte.
Finalmente, y a través del reconocimiento y valorización de la identidad hispana como parte fundamental de la ecuatorianidad, se pretende demostrar sobre bases histórica y culturalmente sólidas, el derrotero de la integración real con el resto de naciones hispanoamericanas, con las que nuestra identidad no puede comprenderse sin el lazo de la hispanidad. 500 años de historia, casi todos compartidos, deben hacernos ver más allá de la violencia, las rupturas, las imposiciones. Nuestro pasado tiene muchas sombras, muchas culpas, pero también muchas luces y momentos gloriosos: merecemos ver para adelante reconciliados con nuestra historia, no negándola.
Qué no es Ecuador Hispano: un espacio donde se fomente ningún tipo de discriminación, racial, étnica, cultural o de cualquier tipo. El concepto de hispanidad aquí esbozado y que espero poder desarrollar con los aportes de quien así lo desee, es esencialmente cultural, va más allá de las barreras étnicas, porque la hispanidad en nuestro continente es patrimonio de todos: blancos, mestizos, indígenas, mulatos y negros. Es por ende, un espacio de concertación, de aceptación, de búsqueda conjunta de esa identidad más grande, que abarca casi todo el continente y traspasa el océano.
Todos los comentarios y críticas son bienvenidos, en un ambiente de respeto y argumentación lógica. Existen blogs y foros para todos los gustos, y si lo tuyo es la intolerancia, por favor, no insultes este espacio. Quizá te sirva para que, luego de una duda razonable, les des a tus ideas más sustento, a favor o en contra de lo aquí expuesto. Nada es mejor que construir el conocimiento desde distintas perspectivas: jamás la búsqueda de la verdad ha sido ni será patrimonio exclusivo de una ideología, escuela o partido político.
Bienvenidos.